dimarts, de setembre 12, 2006

Ya no hay versos

He muerto.
Yo he muerto, mi verso ha muerto,
tu silencio lo ha matado.
He muerto hasta tal punto,
que las lágrimas que no pude llorar ayer
frente a ti,
las llora hoy el cielo,
estrellandolas contra el suelo,
para que las veas caer.
Me pudo el orgullo.

Silencios.
Silencios interrumidos por palabras.
Eso es mi vida.
Nada interrumpida por ti.
No me queda nada que decir,
todo lo sabes ya,
todo está dicho,
y quisiera callar para siempre,
irme
dejarte aquí,
romper con todo,
mandarlo todo a la mierda,
volar, volar lejos,
volar libre,
volar solo,
¡¡solo!!
menuda palabra...

Pero no puedo,
siempre queda algo,
dos palabras, tal vez mas,
que no he dicho,
esas palabras ocultas,
tras el torrente de lágrimas.
Me puede el orgullo.
Pero son estas palabras,
que si bien no puedo entregarte,
si puedo entregar al verso
y el verso a ti.

Sé que hay algo en mi que no te gusta,
algo que viste cuando estuviste cerca
y no quieres volver a ver...
no sé lo que és, tal vez fue que no sé
leer dentro de tu mente
como un buen amante debería.
No lo sé, tal vez tienes razón,
y nunca funcionaría...
Pero te quiero amor,
te amo tanto,
que pierdo la cuenta de las veces
que lo pienso,
que te veo y digo
"la quiero",
y también la cuenta
de las veces que te lo hago saber,
aunque eso no importe,
pues un amor en silencio,
no seria menos amor,
pero yo no puedo callarme,
necesito gritar al viento tu nombre
y amarte sin cesar,
y buscar palabras
que abran nuevas dimensiones,
más allá de lo que nunca hemos sabido,
te quiero, quise decirte ayer,
lo siento, pero te quiero!
no puedo cambiarlo,
no quiero cambiarlo!
Te adoro, quise decirte,
pero me fui,
me fui rezando que corrieras
detras de mi, o que me gritaras,
o tan solo que te quedaras unos instantes
quieta bajo la luna, pensando...
pero volvi a mirar y ya no estabas,
y entrabas a casa y mirabas atrás,
y nuestros ojos se cruzaron
un instante, y luego nada.

He muerto.
Me he ido.
No me ves?
Estoy vacío,
mi verso ha acabado,
ya no corre sangre por mis venas,
solo cristales afilados
con todas tus letras grabadas
que se clavan en mis venas,
me atraviesan,
me desgarran las entrañas,
comiendome por dentro,
consumiendome lentamente.

No quiero decirte lo que te digo,
se me han acabado
las palabras precisas,
sin alma no hay versos,
y yo te he dado mi alma,
mi vida entera,
y todos los versos míos!
Y sin embargo,
ya no hay versos.

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